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SIBO y disbiosis intestinal: cuando el intestino se convierte en el origen invisible de tus síntomas

  • Publicado el 20 de Octubre de 2025
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SIBO y disbiosis intestinal: cuando el intestino se convierte en el origen invisible de tus síntomas

¿Sufres hinchazón abdominal después de comer, gases, digestiones pesadas, cansancio o niebla mental?
Si te sientes identificado con alguno de estos síntomas, es posible que tu microbiota intestinal —ese ecosistema de miles de millones de bacterias que viven dentro de ti— esté desequilibrada. Y cuando eso ocurre, no solo se afecta tu digestión: se altera todo el equilibrio de tu organismo.

En medicina funcional, cada vez comprendemos mejor que la salud intestinal es la base de la salud global. Trastornos como el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado) o la disbiosis intestinal pueden ser responsables de una larga lista de molestias que muchos pacientes arrastran durante años sin obtener respuestas claras.

 

¿Qué es realmente el SIBO y por qué se produce?

El SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth) ocurre cuando bacterias que normalmente deberían estar en el intestino grueso migran hacia el intestino delgado, donde no deberían estar en grandes cantidades. Estas bacterias comienzan a fermentar los alimentos antes de tiempo, produciendo gases como hidrógeno, metano o sulfuro de hidrógeno, que generan distensión, dolor y alteraciones digestivas.

Entre las causas más frecuentes encontramos:

  • Uso prolongado de antibióticos o antiácidos.

  • Estrés crónico y alteraciones del sistema nervioso autónomo.

  • Trastornos de la motilidad intestinal.

  • Cirugías abdominales o infecciones previas.

  • Dietas pobres en fibra o excesivas en azúcares refinados.

En muchos casos, el SIBO coexiste con disbiosis intestinal, una alteración más amplia del equilibrio microbiano que afecta tanto a bacterias beneficiosas como a hongos o parásitos intestinales. Esta condición puede ser el punto de partida de problemas digestivos, inmunitarios y hasta hormonales.

 

Síntomas que pueden indicar un desequilibrio intestinal

Los síntomas del SIBO o la disbiosis son variados y, a menudo, confusos. Muchas personas creen que tienen “colon irritable” o “digestiones lentas”, sin saber que detrás puede haber un desequilibrio microbiano profundo.

Entre los síntomas más habituales encontramos:

  • Distensión abdominal incluso comiendo poco.

  • Gases, eructos o flatulencias frecuentes.

  • Dolor abdominal o retortijones.

  • Alteraciones del tránsito intestinal: diarrea, estreñimiento o ambos.

  • Cansancio crónico o fatiga inexplicable.

  • Dolores musculares o articulares sin causa aparente.

  • Problemas cutáneos (acné, rosácea, eccema).

  • Ansiedad, cambios de humor o dificultad para concentrarse.

  • Baja tolerancia a ciertos alimentos.

Estos síntomas no siempre se limitan al aparato digestivo, porque el intestino tiene conexión directa con el sistema nervioso, inmunitario y endocrino. Cuando el intestino está inflamado, todo el cuerpo lo siente.

 

El enfoque funcional: buscar las causas, no solo tratar los síntomas

Desde la medicina funcional e integrativa, el objetivo no es solo “apagar” los síntomas, sino entender por qué el cuerpo ha llegado a este estado y ayudarlo a recuperar su equilibrio natural.

Por eso, antes de establecer un tratamiento, realizamos un estudio personalizado que permite conocer cómo está funcionando el intestino y qué factores están contribuyendo al problema.

 

Diagnóstico funcional: los tres pilares del estudio

En nuestra práctica clínica utilizamos tres herramientas principales que, combinadas, ofrecen una visión completa del funcionamiento intestinal:

 

1. Estudio de gases espirados

Es el método más directo para confirmar un SIBO. El paciente sopla en un dispositivo especial después de ingerir una solución de lactulosa o glucosa. A partir de ahí se miden los niveles de hidrógeno, metano y sulfuro de hidrógeno en el aire espirado.

Dependiendo del gas predominante, podemos saber si el sobrecrecimiento bacteriano está afectando la motilidad intestinal, provocando estreñimiento, diarrea o una combinación de ambos. Este test no invasivo permite orientar el tratamiento con precisión y seguir la evolución del paciente.

 

2. Estudio OligoLab (minerales y metales intracelulares)

A través de un análisis biofísico rápido e indoloro, el sistema OligoLab permite conocer en tiempo real el estado de minerales, oligoelementos y metales tóxicos dentro del organismo.

¿Por qué es relevante para el intestino?
Porque las carencias de magnesio, zinc o selenio, así como la acumulación de metales como mercurio o aluminio, alteran la microbiota intestinal, disminuyen la inmunidad y generan un terreno propicio para el crecimiento de bacterias patógenas. Este estudio también permite valorar el grado de estrés oxidativo y de inflamación celular, factores que suelen estar elevados en casos de disbiosis intestinal o SIBO.

 

3. Estudio epigenético

El análisis epigenético, realizado a partir de una pequeña muestra capilar, nos brinda información sobre el estado funcional celular, las carencias nutricionales a nivel genético y las sensibilidades alimentarias que pueden estar contribuyendo a la inflamación intestinal.

Este estudio complementa al OligoLab, porque revela qué alimentos deben evitarse durante al menos 90 días y qué nutrientes necesita el organismo para restaurar su equilibrio.

Con esta información es posible diseñar un plan altamente personalizado, que aborda las causas reales del problema y no solo sus manifestaciones.

 

Tratamiento funcional: restaurar el equilibrio paso a paso

Una vez identificadas las causas, el tratamiento funcional se centra en reparar la mucosa intestinal, reducir la carga bacteriana anómala y reequilibrar el sistema inmune.

 

1. Restricción dietética temporal

Con base en los resultados del estudio epigenético, se recomienda retirar durante 8 a 12 semanas aquellos alimentos que generan reactividad o inflamación intestinal. A menudo incluyen gluten, lácteos, azúcares refinados, alcohol, edulcorantes y algunas frutas fermentables (FODMAPs). Este período permite “darle un respiro” al intestino y reducir la fermentación bacteriana.

 

2. Reequilibrio del sistema inmune y reducción de la inflamación

Una parte clave del tratamiento es disminuir la inflamación crónica que daña la mucosa intestinal. Para ello se utilizan suplementos antioxidantes, vitaminas del grupo B metiladas, zinc, magnesio, ácidos grasos omega-3 y, en algunos casos, glutatión o vitamina C intravenosa. Estos compuestos ayudan al cuerpo a regenerar los tejidos y mejorar la capacidad detoxificante del hígado, lo que a su vez favorece la función digestiva.

 

3. Uso de probióticos específicos

No todos los probióticos sirven para todos los pacientes. Por eso, en función de los resultados de los estudios, se selecciona una cepa bacteriana específica que ayude a recolonizar el intestino con bacterias beneficiosas, sin causar más fermentación. Por ejemplo, cepas de Lactobacillus plantarum o Bifidobacterium lactis pueden ser útiles en ciertos perfiles, mientras que en otros casos se emplean probióticos basados en Saccharomyces boulardii o combinaciones adaptadas.

 

4. Sueroterapia personalizada

En pacientes con fatiga, inflamación o déficit de micronutrientes, la sueroterapia funcional puede marcar una gran diferencia. A través de infusiones endovenosas de vitaminas, antioxidantes, minerales y, en algunos casos, NAD+, se logra acelerar la regeneración celular y mejorar el metabolismo energético. Además, la vía endovenosa evita la irritación intestinal que a veces impide absorber correctamente los suplementos orales.

 

5. Control del estrés y del sistema nervioso autónomo

El estrés es uno de los mayores enemigos de la microbiota. El sistema nervioso simpático (responsable de la respuesta al estrés) inhibe la digestión y reduce la motilidad intestinal, perpetuando el problema.

Por eso, el plan funcional incluye técnicas como:

  • Respiración diafragmática y meditación guiada.

  • Ejercicio físico moderado y regular.

  • Exposición controlada al sol y técnicas de grounding (contacto con la tierra o la naturaleza).

  • En algunos casos, neuroterapias complementarias como BrainTap o sonoterapia, que ayudan a restablecer el equilibrio entre mente y cuerpo.

 

La primera consulta funcional: el punto de partida

En nuestra clínica, la primera consulta funcional no es solo una conversación, sino el inicio de un proceso diagnóstico completo. Durante esta cita, el médico evalúa tu historia clínica, tus síntomas y tus hábitos, y puede realizar en el momento los estudios de OligoLab y epigenética, sin necesidad de desplazarte a otros centros ni esperar semanas para comenzar el proceso.

De esa forma, en una sola sesión ya se obtiene una visión global de tu estado celular, tus carencias nutricionales y las posibles causas de tu disbiosis. Con los resultados iniciales, se diseña un plan adaptado a tu caso, con suplementación, nutrición y terapias complementarias.

 

Un camino hacia el bienestar integral

Recuperar el equilibrio intestinal no ocurre de un día para otro, pero los resultados suelen ser notorios en pocas semanas: menos hinchazón, digestiones más ligeras, mejor energía, mayor concentración y un estado anímico más estable.

El intestino es mucho más que un órgano digestivo: es un centro inmunológico, hormonal y emocional. Cuidarlo es cuidar todo el organismo.

En RegenerO3 trabajamos desde una visión funcional, integrativa y personalizada, uniendo diagnóstico avanzado y terapias de restauración celular. Si sospechas que tu digestión, tu energía o tu bienestar general se han deteriorado, no esperes a que el problema se haga crónico.

Te invitamos a reservar tu primera consulta funcional, donde podremos valorar tu caso, realizar los estudios de OligoLab y epigenética, y diseñar juntos un plan de recuperación adaptado a ti.

Dr. Ramiro Abran
Medicina Funcional e Integrativa
Clínica RegenerO3 – Valencia
(Primera consulta funcional con estudios incluidos: reserva tu cita a través de WhatsApp o en nuestra web.)

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Sobre el Autor

Dr. Ramiro Diego Abran

Dr. Ramiro Diego Abran

Medicina Deportiva y regenerativa, Fisioterapia y Nutrición

Cuando mis pacientes acuden a la consulta es porque ya han probado con los tratamientos más básicos, llegan con un diagnóstico y decididos a realizar alguno de mis tratamientos.
Los tratamientos que más frecuentemente realizamos en la clinica están asociados a la ozonoterapia, terapia con plasma rico en plaquetas, mesoterapia y algun tratamiento biologico con base en proteinas, minerales y vitaminas.

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